
Pasado el tiempo el Dueño del Hato Monte azul, un terrateniente de apellido Belisario cabalgaba por sus predios en busca de un ganado que se le encontraba perdido hacia ya algún tiempo, cuando de pronto se encontró con un señor mayor debajo de un árbol de Pica Pica el cual pensó se hallaba dormido porque no habían zamuros rondándolo y al lado del hombre se encontraba su fiel mula, la cual siempre lo acompaño, cuando el dueño del hato se acerco al hombre se dio cuenta que este había muerto, percatándose de esto el hombre arranco unas ramas de la mata de Pica Pica y rodeo al difunto con cuatro estacas cubriéndolo con ramas y hojas del árbol para taparlo y mientras estaba tapando al difunto le decía que si este lo ayudaba a encontrar el ganado que se le había perdido regresaría a darle cristiana sepultura y hacerle un rancho para que descansara en paz. Al poco tiempo el Dueño del hato recupero el ganado y regreso a donde había encontrado al hombre a cumplir con el pacto, sepulto al difunto y le hizo un rancho de bahareque.
Se corrió la historia del hombre que murió debajo de la mata de pica pica que concedía favores y comenzaron a llamar a esté el Anima de Pica Pica y así cuando los viajeros pasaban, en burros, mulas y caballos por el camino real que se encontraba al lado del rancho donde reposaba el anima, le lanzaban una piedrita y le pedían que los protegieran en su travesía. Así fue creciendo la devoción de las personas por el Anima de Pica Pica que se acercaban a su tumba a pedirle favores y esté de forma milagrosa se los concedía. Por eso José Zambrano Anima de Pica Pica es referencia de devoción, milagros y fe en Venezuela.
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